- De los proyectos de seguridad alimentaria en los que Adiman trabaja con Nativa y Asocio, se han beneficiado 110 familias de siete comunidades de los municipios de Padcaya, Entre Ríos y San Lorenzo, en el departamento de Tarija
La Asociación para el Desarrollo Integral de la Manchuela conquense, Adiman, colabora desde hace años con las Asociaciones Nativa y Asocio de Bolivia en la implementación de proyectos de seguridad alimentaria en la Reserva Natural de Flora y Fauna de Tariquía, que está en el interior del Municipio de Padcaya y otras comunidades de los Municipios de Entre Ríos y San Lorenzo del departamento de Tarija, cuyo objetivo principal es asegurar la soberanía alimentaria de las comunidades beneficiarias a través de la creación de invernaderos de hortalizas para la siembra de tomate, pimentón, berenjena, zucchini, cebolla, espinaca, brócoli, vainitas, repollo, nabo, remolacha, acelga, perejil, puerro, lechuga, pepino, pepinillo, ají, esparrago, zapallo, zanahorias, melón, frutilla y sandia.
Estas actuaciones, de las que se han beneficiado 110 familias, se llevan a cabo dentro de los programas de cooperación al desarrollo que Adiman gestiona con el apoyo financiero de la Consejería de Bienestar Social de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y con la colaboración del Grupo de Acción Local Sierra del Segura.
De todas las líneas de actuación que contempla el proyecto -de las que se ha informado con anterioridad-, merece la pena destacar este proyecto piloto de cultivo de champiñón, que se inició a finales del año 2019 y que ha finalizado en julio de 2021 y en el que han cultivado las variedades de champiñón portobello y champiñón blanco, ambas variedades fueron visibilizadas bajo la marca Champiñón Chapaco, ha beneficiado a familias de siete comunidades de los municipios de Padcaya, Entre Ríos y San Lorenzo, en Tarija. Además de cultivar el producto para consumo propio de las familias beneficiarias, Nativa logró comercializar los excedentes del champiñón en supermercados, hoteles, restaurantes y en la tienda ‘Alma de Monte’, de la que la técnica de Nativa Cesilia Cruz explica que “es un espacio con un rol importante al momento de mostrar y ser un punto donde se promueve el comercio justo y la soberanía alimentaria con productos elaborados por productores y productoras de Tarija, Tariquia, el Chaco Boliviano y Bolivia en general”.
Por su parte, el gerente de Adiman, Miguel Ángel Moraga, ha querido “dar las gracias a Champiniesta, Soc. Coop y su personal técnico de la planta de compost que ha guiado este proyecto piloto con su asesoramiento desinteresado y que seguirá colaborando con nosotros ya que el proyecto ha sido un éxito y, por ello, vamos a continuar ampliando los cultivos y mejorando las herramientas de trabajo para que puedan extender el cultivo a otras pequeñas comunidades, procurando en todo momento el uso de materiales locales, su autonomía, etc., evitando dependencias externas”.
Moraga ha recordado que Adiman viene colaborando desde 2016 con Nativa y Asocio en varios proyectos de cooperación al desarrollo: “desde que comenzamos hemos puesto en marcha más de diez proyectos gracias a la financiación recibida por parte de las instituciones así como a la increíble y admirable labor que estas asociaciones desempeñan sobre el terreno”. El gerente insiste en que “es fundamental crear una alianza público-privada que sirva para mejorar el intercambio de ideas entre uno y otro lado del atlántico”.
Testimonios de familias beneficiarias
Nila Sarita Jerez Salinas, de 42 años, que ha participado en este proyecto en reuniones de planificación, limpieza del terreno, acopio de materiales y en el proceso de elaboración del compostaje, la siembra y cosecha del champiñón, declara que: “el champiñón era un producto desconocido para nosotros y ha sido una experiencia muy bonita y positiva poder capacitarnos para producirlo, además de aprender también a consumirlo ya que el champiñón es un producto novedoso, que aporta múltiples beneficios a nuestro organismo y que se convertirá en una alternativa de generación de ingresos para las familias de mi comunidad”.
Por su parte, Ana Rocio Jerez Cruz, de 23 años, que ha participado en el proceso de elaboración de compostaje, siembra y cosecha del champiñón, se une a las palabras de su compañera y asegura que seguirán produciendo champiñón “ya que en nuestra zona no existe, por lo que no hay competencia y es rentable producir champiñón. Ahora estamos capacitados, pero quiero seguir formándome y seguir trabajando con mi grupo para aportar ingresos económicos a mi familia”.