EL SECTOR DE LA APICULTURA TAMBIÉN SE VE AFECTADO POR LA CRISIS DEL COVID-19 CON PÉRDIDAS DE HASTA EL 40%

El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de la Abeja y Adiman, junto con los apicultores de la Manchuela, hace un llamamiento para reclamar mayor control en el etiquetado de las mieles, mayor regulación en el uso de pesticidas y más inversión en la investigación de la varroa

El sector de la apicultura en la Manchuela conquense también se ha visto afectado por la crisis del COVID-19 ya que según explican varios apicultores la caída en las ventas en estos últimos tres meses ha llegado al 40%, según afirma Manuel Buleo (Buleo Miel, Minglanilla). Por su parte, Isabel Sahuquillo (Mieles 5 Paneles, Campillo de AltoBuey) afirma que el turismo es una de sus principales fuentes de ventas y lleva paralizado desde marzo. Además, en el caso de Sahuquillo decidió no asistir ferias importantes como la de Pastrana -por la situación en la que ya se encontraba España por el COVID-19- y cree que la de Naturama tampoco se realizará. Isabel asegura que en estas ferias captan numerosos clientes.

Desde Adiman, Asociación para el Desarrollo Integral de la Manchuela conquense, se considera a la apicultura como uno de los sectores dentro de los productos agroalimentarios de la comarca que han de potenciarse y apoyarse, de forma que próximamente se publicará una convocatoria de ayudas en el marco del Programa LEADER, en la que podrán presentarse proyectos de valorización de los productos apícolas, así como inversiones para la transformación o mejora de la comercialización de estos productos.

La caída de las ventas sumado a un mal inicio de la temporada prevé un mal año para el sector. Ambos apicultores señalan que la cosecha de la flor del romero está perdida debido a las numerosas lluvias y frío de marzo y abril. Sin embargo, Sahuquillo tiene la esperanza de poder salvar la temporada con las cosechas de tomillo y mil flores “aunque el mal tiempo que hemos tenido sumado al calor que estamos teniendo ahora podría provocar que las flores duren muy poco”.

Sin embargo, la enfermedad de la varroa sigue siendo uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los apicultores, por ello Manuel e Isabel reivindican una mayor inversión en la investigación de esta enfermedad: “porque es un ácaro evoluciona y cada vez es más difícil detectarla y notar los síntomas en las abejas”.

Sahuquillo también reclama mayor control en la regulación del etiquetado: “que la gente sepa de dónde procede la miel, su calidad, los controles sanitarios que pasa, que sepa lo que come”. Considera que habría que hacer una mayor promoción de las mieles de Cuenca “que son de las mejores de España, son de muy buena calidad”. Isabel hace referencia a la competencia que tienen con las mieles de importación de China “que son más baratas, pero de peor calidad y no pasan los controles sanitarios que nosotros”. 

Unas reivindicaciones que se vienen realizando desde hace años por parte de Adiman, que también reclama más control y regularización en el uso de pesticidas, ya que es otra de las grandes amenazas para la abeja.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en 2017 el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, sobre su contribución al desarrollo sostenible y sobre las amenazas a las que se enfrentan por las actividades del ser humano. Se conmemora este día en honor a Anton Janša que, en el siglo XVIII, fue pionero de la apicultura moderna en su Eslovenia natal.

La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Los polinizadores no solo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que además son indispensables para conservar la biodiversidad, piedra angular en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Asimismo, sirven para alertarnos sobre los nuevos riesgos ambientales, indicando la salud de los ecosistemas locales.

Los insectos invasores, los pesticidas, los cambios en el uso de las tierras y los monocultivos pueden reducir los nutrientes disponibles y suponer una amenaza para las colonias de abejas.